Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Con una maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas magistrales en la gran obra.
Su https://majakbbc215892.is-blog.com/45355548/cómo-el-cabezazo-de-zidane-cambió-la-final-del-mundial-2006